La Empatía es la capacidad de comprender el Universo Emocional de otra persona.
La empatía es una capacidad. Y aquellos que la tienen desarrollada son los que mejor saben comprender a los demás. Mantienen una escucha activa que facilita a la otra persona a sentirse escuchado y comprendido. La atención es plena.
Las personas que son empáticas captan información sobre la otra persona; de sus palabras, de su lenguaje corporal, de su fisiología, de sus expresiones, de su tono de voz, de sus silencios, etc. Y con esa información, saben reproducir lo que está ocurriendo dentro de la otra persona y lo que sienten.
Ser empático no es sinónimo de ser compasivo. No se trata de compadecer a la persona, es comprender su situación y entender cómo se siente. Ante un dolor emocional si no somos empáticos nos va a resultar difícil comprender lo que el otro está sintiendo, y por lo tanto, no encontraremos la manera de acompañarle y ayudarle.
Es preciso “ponerse en la posición” del otro para comprender qué mensajes le llegan, que diálogo interno puede estar teniendo, con qué limitaciones se puede estar enfrentando…
Se trata de acercarnos a la otra persona como si un universo nuevo se desplegara ante nosotros, sin saber, sin juzgar, sin ideas preconcebidas, con la mente limpia, dispuesta a abrirse al mundo del otro.
Para conseguir una buena relación empática es fundamental que al encontrarnos frente a una persona que nos expresa sus sentimientos evitemos ciertas actitudes como:
- Restarle importancia a aquello que le preocupa o daña y buscarle razones por las que no debiera sentirse así.
- Establecer juicios de valor de acuerdo a nuestras creencias.
- Usar afirmaciones tipo: “Así no vas a conseguir nada”. “Siempre terminas haciendo lo mismo”.” Te vas a volver a equivocar”….
- Ponernos como ejemplo comparar su situación con otra similar que hayamos vivido en primera persona con resultados positivos.
Te preguntarás, cómo puedes desarrollar la empatía.
Empieza por observar con atención a los demás mientras conversas con ellos. Fíjate en su lenguaje, verbal y no verbal, en sus movimientos, en su actitud, observa la coherencia entre lo que dicen y la fisiología que adoptan, si sus gestos se corresponden con lo que dicen. No interpretes ni juzgues al otro de acuerdo a tus principios, observarle con atención plena.
Se trata de estar en el momento presente. Conectar con la otra persona y tratar de entender su mundo a través de cómo se expresa.
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